En la medida en que nuestros pequeños van creciendo, nos podemos dar cuenta de lo que piensan a través del juego y del lenguaje corporal, sus risas y gestos pueden darnos una idea muy cercana de lo que sienten y necesitan, después, conforme crecen y comienzan a hablar, la comunicación se hace mucho más clara y natural. Pero antes de todo eso, tu bebé ya pensaba por sí mismo incluso desde el vientre materno.
Al principio, sus pensamientos difieren mucho de los de un adulto, su concepción de las cosas y el mundo no es la misma porque todavía no conocen demasiado de ello y sus ideas no son razonadas, más bien son emocionales y están ligadas a necesidades básicas como hambre, sueño, frio, calor o afecto. Es por esto que el estímulo desde el embarazo y una vez que el bebé ha nacido es tan importante, pues fortalece el vínculo y le da mayor seguridad.
Tu bebé también tiene la capacidad de recordar y soñar. ¿Has notado que cuando está dormido sonríe? Normalmente se debe al recuerdo de momentos placenteros como un abrazo, el arrullo de mamá, la satisfacción de ser alimentado o la sensación de estar en todavía en tu vientre.
A medida que crece y se desarrolla, comienza a entender e imitar otras formas de comunicación, te mira atentamente y sonríe contigo hasta el punto de comprender que eso le genera una sensación de bienestar y aprende que sonreír es bueno y lo hace feliz. Lo mismo pasa cuando tiene hambre, frío o se siente solo, refleja su incomodidad por medio del llanto y comprende que esto es una forma para lograr ser atendido y satisfacer esa necesidad.
Así pasa con el resto de las expresiones, aunque antes se pensaba que los bebés no se daban cuenta de nada, la verdad es que son capaces de sentirse contentos, tristes o preocupados y mucho de ello se basa en lo que les transmitimos cuando estamos cerca, ten por seguro que todo lo sienten y lo entienden ;)